lunes, 30 de noviembre de 2009

P10 - Los Exploradores - (M)isión Común


Cuando todos reman para el mismo lado, el bote avanza más rápido a su destino. Es una frase muy “inocente”, pero tiene aspectos muy importantes para el trabajo grupal, para comprender el trabajo en equipo. Para avanzar y llegar al destino, se tienen que dar que se viaje en un mismo bote, que todos estén interesados en ir para el mismo lado y que estén motivados en remar y no sólo de ir como pasajeros. Los desafíos aumentan cuando existen integrantes que reman en la dirección contraria o se presentan comportamientos de la naturaleza humana que dificultan la interrelación entre las personas, que a veces no son sencillos de visualizar o sensibilizarse con ellos.
Cuando se está en un lago apacible, el sólo hecho que las personas estén quietas se tiene un nivel básico se seguridad para que el bote no se hunda. ¿Se imaginan que podría pasar si se está navegando en un río con aguas turbulentas, en “rápidos” o en un día de tormenta? ¿Como reaccionarían los integrantes del bote?. Se presentan desafíos importantes, que van desde asegurar que la embarcación no zozobre, hasta lograr alcanzar la misión que se ha definido.

En el trabajo grupal lo comentado dice relación con el tener una misión común y su gran relevancia para el logro de los resultados. El dilema es: ¿Cómo se logra materializar una misión común?.

Revisando documentales existentes en la maravillosa biblioteca universal que es la Internet, los Exploradores encontraron que un excelente ejemplo de cómo materializar la misión común es el de las abejas doméstica (Apis mellifera), las que son insectos sociales que viven en enjambres formados por tres clases de individuos: una sólo reina, miles de obreras y cientos de zánganos. Quizás sean la especie que forma colonias más grandes, duraderas y fuertemente organizadas.

En período primaveral, los Exploradores se dirigieron a sur de Chile, al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, a los pies del volcán Osorno, con el propósito de observar el comportamiento de las abejas que producen miel del néctar de la flor del fantástico y robusto ulmo (Eucryphia cordifolia).

Los antecedentes y las observaciones les permitieron determinar que la abeja reina es la de mayor tamaño y su función principal es la continuidad de la especie, al ser la única en la colmena con capacidad reproductiva. A su vez, los zánganos tienen como única función esencial la de fecundar a la reina.
Las obreras son exclusivamente hembras y son infértiles (sus aparatos reproductores se encuentran atrofiados) y son las más numerosas de la colonia, trabajan sin tregua y se encargan de todas las tareas inherentes al buen funcionamiento de la colmena. Durante su vida (que dura solo unas semanas) hacen sucesivamente todas las tareas requeridas en la colmena. Durante los primeros días de su vida, se encargan de mantener limpios los panales de cera y toda la colmena. Posteriormente son nodrizas. Después pasan a desempeñarse como almaceneras y su papel consiste en almacenar el polen y el néctar y en ventilar la colmena lo que realizan agitando muy rápidamente sus alas. Su siguiente actividad es ser cereras y edificar los panales. Le sigue el ser centinelas y estar de guardia a la entrada de la colmena para rechazar a los intrusos, como las avispas, mariposas e incluso a los zánganos. Finalmente y hasta su muerte van de flor en flor cosechando néctar y polen para llevar la comida a la colmena.

Sin lugar a duda las abejas tienen una misión común que les permite la supervivencia de la colonia y se entregan a un trabajo intenso para lograr sus propósitos. ¿Se imaginan miles de abejas sin una misión común, realizando las funciones que más les gusta y no las necesarias?. Todo sería un caos. No ocurre el caos porque las abejas trabajan conociendo sus funciones, sabiendo su importancia y que su gran y único jefe es la misión común que tienen.

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