¿Qué dice el humor popular sobre el conocimiento, el trabajo duro, la actitud y el Amor a Dios?
Para el Conocimiento, que conlleva saber aquellos principios básicos que rigen el quehacer, se ha contado:
Un papá llega al médico con su bebe en brazos y muy preocupado.
Doctor, doctor, mi hijo tiene 6 meses y aún no abre los ojos.
El doctor, con sus muchos conocimientos, le hace un minucioso chequeo al bebe y le dice al padre: Señor, el que debe abrir los ojos es usted, este bebe es Chino.
En la vida, son relevantes los conocimientos básicos, muy conocidos pero que a veces no son tomados en cuenta.
Para el Trabajo Duro, que no es otra cosa que hacer el trabajo y hacerlo bien, se ha contado:
En un pueblo, en el que estaban orgullosos del trabajo duro para obtener el sustento, uno de sus integrantes, que era muy perezoso estaba a punto de morir de hambre.
Se reunieron el alcalde, el párroco, el consejo municipal y el defensor del pueblo, y por unanimidad acordaron enterrar vivo al perezoso; porque para el pueblo sería un desprestigio que alguien muriera de hambre, por no querer trabajar.
Cada uno aportó fondos para comprar un ataúd, pusieron al moribundo, y salieron con él rumbo al cementerio.
En el camino una señora preguntó: ¿Quién murió?. Es el perezoso que lo vamos a enterrar vivo antes de que muera de hambre?, le explicaron.
¡No, no, no hagan eso!, exclamó la señora. Yo con mucho gusto regalo 20 kilos de pan. Otra señora regaló 10 gallinas; un señor ofreció varios kilos de arroz, más un saco de papas. Un hacendado donó un barril de leche, 50 quesos, y gran cantidad de plátanos.
Todos, todos, todos los pobladores donaban, donaban y donaban comida por montones.
Cuando iban llegando al cementerio desistieron del entierro porque el moribundo ya tenía comida suficiente para 100 años.
El perezoso sacó la cabeza, y preguntó: ¿Quién va a cocinar todo eso?. Pues… tienes que preparártelo sólo, le contestaron.
Y el hombre exclamó: Entonces… ¡que siga el entierro!.
Las excepciones confirmar la regla. El trabajo siempre se ha considerado como un componente vital para la vida. Y si se pone el empeño suficiente, se logran resultados sorprendentes.
Para la Actitud, que es dar lo mejor de si en todas las circunstancias de la vida, se ha contado:
El doctor esta examinando a un paciente y le dice: Usted debería haber venido a verme mucho antes.
Si... bueno, en realidad, lo que pasó es que fui primero a ver a un curandero.
Bueno... Yo soy un profesional. Que quiera que le diga…A propósito: ¿y que estupidez le dijo ese curandero?
Que viniese a verlo a usted doctor.
Una buena actitud es siempre necesaria, nunca se sabe cuando uno más la requiere.
Para el Amor de Dios, que es contar con el Amor de Dios si se quiere obtener resultados “milagrosos”, se ha contado:
Caminaba un misionero por la sabana Africana, cuando de repente vio aparecer ante si, un enorme león.
El misionero miró a la derecha e izquierda, pero no encontró ningún lugar para ocultarse; ante lo cual comenzó a rezar, diciendo: Señor, infunde a este animal sentimientos cristianos.
Ustedes pensarán que la oración no es eficaz, que el pedir el Amor de Dios no es práctico, pero en éste caso sí que lo fue, porque ocurrió un… ¡Milagro!
El león se arrodilló y dijo: Bendice Señor este alimento que vamos a comer debido a tu bendita bondad. Amén.
Lo milagros existen y muchas personas pueden dar fe, lo que normalmente sucede es que no sabemos pedir lo que realmente queremos. Y esto último es lo que hace que los resultados a veces no son los esperados.
Para el Conocimiento, que conlleva saber aquellos principios básicos que rigen el quehacer, se ha contado:
Un papá llega al médico con su bebe en brazos y muy preocupado.
Doctor, doctor, mi hijo tiene 6 meses y aún no abre los ojos.
El doctor, con sus muchos conocimientos, le hace un minucioso chequeo al bebe y le dice al padre: Señor, el que debe abrir los ojos es usted, este bebe es Chino.
En la vida, son relevantes los conocimientos básicos, muy conocidos pero que a veces no son tomados en cuenta.
Para el Trabajo Duro, que no es otra cosa que hacer el trabajo y hacerlo bien, se ha contado:
En un pueblo, en el que estaban orgullosos del trabajo duro para obtener el sustento, uno de sus integrantes, que era muy perezoso estaba a punto de morir de hambre.
Se reunieron el alcalde, el párroco, el consejo municipal y el defensor del pueblo, y por unanimidad acordaron enterrar vivo al perezoso; porque para el pueblo sería un desprestigio que alguien muriera de hambre, por no querer trabajar.
Cada uno aportó fondos para comprar un ataúd, pusieron al moribundo, y salieron con él rumbo al cementerio.
En el camino una señora preguntó: ¿Quién murió?. Es el perezoso que lo vamos a enterrar vivo antes de que muera de hambre?, le explicaron.
¡No, no, no hagan eso!, exclamó la señora. Yo con mucho gusto regalo 20 kilos de pan. Otra señora regaló 10 gallinas; un señor ofreció varios kilos de arroz, más un saco de papas. Un hacendado donó un barril de leche, 50 quesos, y gran cantidad de plátanos.
Todos, todos, todos los pobladores donaban, donaban y donaban comida por montones.
Cuando iban llegando al cementerio desistieron del entierro porque el moribundo ya tenía comida suficiente para 100 años.
El perezoso sacó la cabeza, y preguntó: ¿Quién va a cocinar todo eso?. Pues… tienes que preparártelo sólo, le contestaron.
Y el hombre exclamó: Entonces… ¡que siga el entierro!.
Las excepciones confirmar la regla. El trabajo siempre se ha considerado como un componente vital para la vida. Y si se pone el empeño suficiente, se logran resultados sorprendentes.
Para la Actitud, que es dar lo mejor de si en todas las circunstancias de la vida, se ha contado:
El doctor esta examinando a un paciente y le dice: Usted debería haber venido a verme mucho antes.
Si... bueno, en realidad, lo que pasó es que fui primero a ver a un curandero.
Bueno... Yo soy un profesional. Que quiera que le diga…A propósito: ¿y que estupidez le dijo ese curandero?
Que viniese a verlo a usted doctor.
Una buena actitud es siempre necesaria, nunca se sabe cuando uno más la requiere.
Para el Amor de Dios, que es contar con el Amor de Dios si se quiere obtener resultados “milagrosos”, se ha contado:
Caminaba un misionero por la sabana Africana, cuando de repente vio aparecer ante si, un enorme león.
El misionero miró a la derecha e izquierda, pero no encontró ningún lugar para ocultarse; ante lo cual comenzó a rezar, diciendo: Señor, infunde a este animal sentimientos cristianos.
Ustedes pensarán que la oración no es eficaz, que el pedir el Amor de Dios no es práctico, pero en éste caso sí que lo fue, porque ocurrió un… ¡Milagro!
El león se arrodilló y dijo: Bendice Señor este alimento que vamos a comer debido a tu bendita bondad. Amén.
Lo milagros existen y muchas personas pueden dar fe, lo que normalmente sucede es que no sabemos pedir lo que realmente queremos. Y esto último es lo que hace que los resultados a veces no son los esperados.
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